En Productos Alimenticios DIANA nos dedicamos, desde hace casi 70 años, a fabricar alimentos provenientes del campo, productos naturales como maíz, maní, plátano, yuca, trigo, entre otros; que se han convertido en un complemento muy importante en la alimentación de un gran porcentaje de personas en todo el territorio salvadoreño y centroamericano.
Nuestros productos son fabricados cumpliendo con todas las medidas regulatorias para desarrollar alimentos de forma limpia, accesible y a precios muy bajos a todos los rincones de El Salvador y exportando a 5 países de Centroamérica y Estados Unidos. Durante los últimos años, el desarrollo de la industria alimentaria y los cambios en el estilo de vida en El Salvador ha hecho posible que los snacks formen parte de la dieta de los salvadoreños y las salvadoreñas. Prácticamente, no hay persona en el país, de cualquier grupo de edad, que no consuma nuestros productos todas las semanas.
Por tanto, para DIANA, el aporte nutricional de nuestros productos y la excelencia en su fabricación son factores muy relevantes. Utilizamos materias primas de calidad mundial, siguiendo los más altos estándares sanitarios. La base fundamental de la gran mayoría de nuestros productos es el maíz amarillo de origen americano pero también empleamos insumos agrícolas de otros proveedores, que son cuidadosamente seleccionados y cultivados como parte de nuestros sólidos programas agrícolas. Los análisis nutricionales de nuestros productos se verifican de acuerdo con la normativa del Reglamento Técnico Centroamericano de Etiquetado Nutricional de Productos Alimenticios Pre Envasados Para Consumo Humando Para la Población a partir de los 3 años de edad (RTCA 67.01.60:101), y cuentan además con el respaldo técnico de Certified Laboratories con sede en Estados Unidos.
Nuestros snacks salados son una fuente rica en carbohidratos que, en gran mayoría, provienen del maíz y son la principal fuente de energía para el cuerpo humano. Asimismo, nuestros productos cuentan con alto contenido proteico, tan importante en estos momentos, en función de su capacidad reparadora y de formación celular, especialmente para el sistema inmunológico. Además, nuestros snacks contienen fibra libre de preservantes, colesterol y ácidos grasos trans. El amplio portafolio de DIANA incluye productos con queso también. Para este caso, utilizamos variantes europeas de queso parmesano, cheddar y azul, cuyo origen es natural, por lo cual mantiene el sabor original de la pieza de donde provienen. Además, conservan su calidad microbiológica garantizada y proveen un alto contenido de proteína (en el rango de 32-37% y para el queso parmesano en el orden del 41%).
En nuestras fórmulas utilizamos especias naturales en polvo de proveedores certificados en España, Estados Unidos y México, quienes pasan por estrictos controles para asegurar su calidad e inocuidad. Realizamos análisis microbiológicos, de micotoxinas y pesticidas y todos nuestros colorantes son de alta pureza, sometidos a procesos meticulosos que confirman su confiabilidad, y están debidamente certificados y aprobados por la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA, por sus siglas en inglés). En cuanto a los sabores que utilizamos, tenemos como proveedores estratégicos a compañías de renombre mundial, ubicadas en Suiza, Estados Unidos y México, las cuales cumplen con los más altos estándares de calidad.
Respecto a su contribución calórica, nuestros snacks salados aportan entre 102-122 calorías para una ingesta de 20g de producto, lo cual es mayor comparado al aporte de tan solo 86 calorías que da una porción de pan francés de 30g; o al de una ración de queso (tipo requesón), también de 30g, cuyo aporte es tan solo de 35.4 calorías. Los productos DIANA a base de maíz proporcionan entre 1.3 y 1.5 gramos de fibra por cada 20g de producto consumido. Este porcentaje es elevado comparado con el del pan francés o pan dulce, cuyo aporte de fibra es de 0 gramos, por cada porción de 30g. Lo mismo sucede con una porción de arroz blanco frito de 50g, la cual aporta tan solo 0.30 gramos de fibra.
En este mismo orden, nuestros productos a base de semillas -como el maní- proveen mayor cantidad de proteínas al organismo, ubicándose en el rango de 5.5 gramos para una ingesta de 20g. de producto. Esto es elevado al compararlo con una unidad de pan dulce de 30g, cuyo aporte es de tan solo 1.3 gramos de proteína, o a la de una porción de pan francés, también de 30g, que es de 2.9 gramos de proteína. Al hacer la misma comparación con una porción de frijoles fritos de 50g, su contenido de proteína es inferior al del maní, ubicándose en el rango de 3.6 gramos. Todos estos aportes de nuestros productos tienen una relevancia especial en el contexto actual, ya que el acceso a carnes, frutas, verduras y otras fuentes de proteína es cada vez más limitado para un porcentaje de la población en el país.
Nuestros productos son ricos en macronutrientes, con una alta calidad microbiológica que contribuyen a satisfacer las necesidades energéticas diarias de las personas y que, en esta situación particular de emergencia, son fundamentales para complementar la dieta de la población más desfavorecida y afectada económicamente tras la pandemia de COVID-19 y las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal. Es importante mencionar que en DIANA utilizamos empaques que preservan la frescura y cualidades alimenticias de nuestros productos sin necesidad de refrigeración. Esto es muy importante cuando se necesita contar con alimentos duraderos, que no necesitan cocción, listos para consumir y que a la vez sean de fácil acceso, transportación y almacenaje; incluso en condiciones complejas en las cuales se necesite conservarlos por varios días y no se cuente con energía eléctrica.
Todas estas características le permiten a la población contar con una solución alimenticia complementaria y, en casos extremos, puede representar una comida del día. DIANA mantiene firme su compromiso de acompañar a los salvadoreños con sus productos, contribuyendo a preservar la seguridad alimentaria del país. Lo cual, tal y como ha sido manifestado por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) ante la actual crisis mundial, constituye un gran reto para todas las naciones del planeta y lo será aún más en los meses venideros después de superado el COVID-19.