por Max Olano y Pablo Tesak en un pequeño garaje en el barrio de Mugdan en San Salvador, El Salvador. Allí comenzaron con la producción artesanal de bocadillos y confitería. En 1952 la empresa producía tan solo cuatro productos: dulces de caramelo, maní salado, jaleas y galletas.
Durante un período de cinco años, DIANA tuvo un crecimiento de ventas y fue necesario reubicar la fábrica a instalaciones más apropiadas, en un pequeño almacén en el barrio de San Esteban de San Salvador.
DIANA comenzó a distribuir sus productos en bicicletas, y no fue sino hasta 1957 cuando la compañía adquirió dos camiones para servir a más regiones de todo el país.
DIANA comenzó a exportar sus productos a Honduras, Guatemala, Belice, Nicaragua y Costa Rica; y en 1978 expandió sus rutas a los Estados Unidos.
El aumento en los volúmenes de ventas obligó a la compañía a cambiar su ubicación y en 1962 se mudó a un almacén más grande en Barrio La Vega, San Salvador, donde estuvo hasta 1970. Fue así como DIANA fue creciendo y ampliando su producción y portafolio de productos, convirtiéndose en el líder del mercado salvadoreño.
Desde los años noventa hasta el presente, DIANA ha realizado importantes inversiones para continuar satisfaciendo a sus consumidores con su portafolio de productos, consolidándose como la empresa líder en bocadillos, en el mercado nacional y regional.
Hasta la fecha, DIANA satisface a sus consumidores en 7 países: El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Costa Rica, Belice y EE. UU., con su oferta de marcas icónicas que se han construido sobre una sólida herencia. Actualmente DIANA cuenta con 18 centros de distribución en toda la región (incluyendo 4 distribuidores externos adicionales). La compañía comercializa más de 50 marcas entre productos salados, confitería y galletas, con una cartera de más de 270 SKUs. En El Salvador, DIANA tiene 5 plantas y 3 centros de fabricación periféricos: una convertidora (producción de material de embalaje primario y secundario); una planta de sémola (limpieza de maíz y molino); y una refinería (refinería de aceite de palma y manteca).
A fines de 1951 (año en que DIANA comenzó a operar) tenía solo 14 empleados. Luego, con el crecimiento de operaciones a través de los años, a principios de los 70, ya contaba con más de 1,600 empleados en El Salvador y más de 150 en Guatemala. Actualmente, en toda la región Centroamericana, DIANA emplea a más de 4,000 personas. En El Salvador, brinda empleo a 3,100 personas, posibilitando que numerosas familias salvadoreñas procuren su sustento diario en sus hogares. De forma indirecta, los productos DIANA benefician a aproximadamente 200 mil comercios, grandes y pequeños clientes. Asimismo, la empresa cuenta con una de las flotas de distribución más importantes de la región, que lleva más de 65 mil toneladas de alimentos a más de 50 millones de consumidores.
DIANA lidera el grupo de empresas que produce alimentos en El Salvador y los distribuye a nivel nacional. De la producción total, se exporta un 70% a los cinco países de la región y Estados Unidos. Esto coloca a la empresa como líder en exportadores ya que tan solo para 2019 DIANA generó divisas por un total de $118.8 Millones.
La empresa también es uno de los principales grandes contribuyentes a las finanzas del Estado. En 2019 aportó $11.9 millones en impuestos al gobierno salvadoreño y un total de $243,000 en impuestos a gobiernos municipales.
Con una operación de estas dimensiones, DIANA ejerce un rol activo de liderazgo en la reactivación económica del país. DIANA mantiene firme su compromiso de seguir contribuyendo en mantener y generar empleos estables y seguros, así como inyectar dinamismo a la economía de El Salvador, principalmente ante los impactos dejados por la pandemia de COVID-19 y el paso de las tormentas tropicales Amanda y Cristóbal.